Sí. Son seres irracionales. Eso ya lo sabemos. Desde nuestra peluquería canina en Cubelles queremos hablaros de esos miedos que les atenazan. Algunos, incluso, hasta los compartimos con ellos, ¿no? Ahora que llega la Navidad, las calles se llenan de luz. La afluencia de personas se multiplica de forma exponencial. Las celebraciones típicas de estas fechas alteran las vidas de nuestros compañeros de cuatro patas. Los horarios se trastocan. Comen lo que no es debido. Las casas se llenan de gente que no vive habitualmente allí. Cada cambio de rutina genera en nuestro animal de compañía mucho estrés. Y hemos de ser conscientes. No es algo que podamos explicarles.

Sin embargo, ellos nos lo harán saber de múltiples formas. No podemos hacerles entender con las palabras situaciones excepcionales que les atemorizan. Pero sí podemos aprender a leer las señales que ellos nos mandan. Un gato que se esconde bajo la cama de la última habitación de la casa cuando llegan las visitas. O que pierde el apetito de repente y rechaza su golosina favorita. Un perro habitualmente disciplinado que orina en casa sin razón aparente. O que quizá deambula por la casa desorientado y bloqueado, a pesar de nuestras muestras de cariño, mientras explotan los cohetes en la calle. Síntomas contundentes de que nuestras fiestas quizá sean muy alegres y divertidas para nosotros, pero para ellos pueden resultar una auténtica tortura. En nuestra peluquería canina en Cubelles conocemos bien los miedos de nuestros amigos.

Nada nos complace más en Chic Doggy que verles felices y sin miedos. Observarles es fundamental. Detectar sus cambios de humor y apetito. Mantenernos alerta si su agresividad aumenta. Y relacionar cada comportamiento anómalo con los cambios del entorno. Si identificamos pronto el problema lo podremos atajar antes. Mirarles y comprenderles también es mimarles.